Centenario de un Asesinato

Cada noche soñaba un mismo y único sueño: yo era un anarquista peleando con la policía [1]

Gavrilo Princip, miembro de Mlada Bosna (Bosnia Joven) hablando del tiempo inmediatamente anterior al asesinato de Sarajevo.

Vivimos en una era en la que la embestida de la clase dirigente se produce en todos los frentes, por tanto no sorprende que sea tan fácil detectar tendencias hacia una reinterpretación criminal de los acontecimientos históricos, acompañada por revisiones de la historia acomodadas a las necesidades actuales de la política burguesa. Los aniversarios, junto con otras festividades conmemorativas organizadas en torno a varios eventos históricos, son esas ocasiones en las que, de forma más flagrante, podemos percibir esta oscura tendencia inherente al sistema –son éstas las situaciones en las que cristaliza la ideología de las clases dominantes. Marcar el centenario del asesinato del archiduque Franz Ferdinand, heredero al trono austro-húngaro y, poco después, el comienzo de la I Guerra Mundial son ejemplos particularmente reveladores en este sentido.

Sin una comprensión adecuada del contexto histórico no es posible captar los acontecimientos que tuvieron lugar hace cien años, al igual que esta comprensión no es posible en el caso del asesinato del Ferdinand sin un entendimiento adecuado del carácter específicamente yugoslavo de este contexto. El error que uno debería evitar de la forma más cuidadosa si se aspira a una aproximación científica al tema del análisis de los acontecimientos históricos, consiste en proyectar los propios puntos de vista y valores en los sucesos del pasado y elaborar analogías defectuosas con eventos contemporáneos. Desafortunadamente, hoy somos testigos precisamente de este tipo de procedimientos, infundidos con una gran cantidad de invenciones e informaciones no verificadas, haciendo malabares día a día con los hechos de la historia, recuperaciones tentativas de las actitudes de los revolucionarios y su inclusión en el contexto del nacionalismo serbio por parte del régimen serbio actual, y también de la postura racista por parte de algunos intelectuales e instituciones de Europa occidental, que incluso no se olvidan de acuñar extrañamente inexistentes vínculos con eventos de las recientes guerras de los Balcanes. Deberíamos tener en cuenta que el nacionalismo, como nuevo fenómeno, era bastante amorfo a lo largo de este periodo y que las nociones nacionales, confesionales así como políticas, que se suponían opuestas unas a otras, de hecho, coexistían y solamente en los momentos en que las diversas afinidades se comprometían en conflictos abiertos en las mentes de la gente, emergía en ellos el tema de la elección. [2] Esto vale también para el movimiento de la juventud revolucionaria y nacional yugoslava anterior a 1914. Indudablemente, teniendo como foco principal la posición de la unificación de los Eslavos del Sur, las ideas de justicia social, federalismo, anti-clericalismo, anti-parlamentarismo y anarquismo, también jugaron un papel notable en informar la consciencia de las generaciones más jóvenes de Eslovenia, Croacia y Bosnia Herzegovina, que entonces estaban gobernadas por la monarquía austro-húngara.

„El espíritu que inspiró a estos chicos era el odio fanático y militante hacia la autoridad y la tiranía –en la escuela, en la calle y contra toda estructura de poder. Para la juventud, ésta era la verdadera esencia de la política“[3] escribe Josip Horvat, historiador y contemporáneo de los eventos, describiendo la atmósfera general común en aquel tiempo entre la juventud insurreccionalista de Zagreb. Los intentos de reventar la concentración de protesta estudiantil (asamblea) celebrada el 1 de febrero de 1912, en oposición a la introducción rotunda de la tiranía austro-húngara llevó a herir a 15 estudiantes. Y como resultado: „La juventud dispersa se manifestó toda la tarde por la ciudad, lanzando piedras y palos a la policía montada a caballo. Los enfrentamientos se prolongaron toda la noche. El día siguiente estalló la huelga. Los estudiantes entraron en el edificio de la universidad, levantaron barricadas, colgaron la bandera negra en la fachada del edificio, jurando que no se marcharían hasta que no se atendieran sus demandas y para responder con violencia a cualquier acto de violencia que se llevara a cabo contra ellos.“ [4]

En Eslovenia, los jóvenes anti-imperialistas yugoslavos –alumnos y estudiantes de la escuela secundaria- se reunieron en torno a la llamada asociación Preporod (Renacer) que publicaba un periódico epónimo durante 1912 y 1913. Hicieron esto en clara oposición a las mezquinas políticas parlamentarias y a la „lucha“ parlamentaria, manteniéndose en contacto permanente con la juventud revolucionaria yugoslava en otros lugares de Austria-Hungría, incluyendo miembros de Mlada Bosna. En marzo de 1914, junto con las líneas de movimientos similares de otros rincones del espacio sur Eslavo dentro del imperio austro-húngaro, los activistas de Preporod organizaron una masiva huelga estudiantil. Después del asesinato de Ferdinand, un gran número de miembros de Preporod fueron detenidos por las autoridades austriacas y fueron juzgados con cargos de alta traición en dieiciembre de 1914. [5]

En comparación con otros países eslavos del sur, la situación en Bosnia-Herzegovina era con mucho la peor, ya que el régimen criminal de la llamada „Mazmorra de los Pueblos“ (mote popular del imperio austro-húngaro), intentando ganar el apoyo de la élite musulmana gobernante, preservó las relaciones feudales junto con el establecimiento del capitalismo.[6] Estas eran las circunstancias entre las que creció una generación cuya imaginación había sido predicada por el mito de Bogdan Žerajić, ardiente admirador de Peter Kropotkin, y perpetrador del asesinato fallido del general Marijan Varešanin, entonces gobernador del Bosnia-Herzegovina, a quien disparó Žerajić en junio de 1910. „Con la última bala, se suicidó mientras que el general resultó indemne. La policía decapitó el cadáver de Žerajić que se guardó en las dependencias policiales como especimen de 'cabeza de anarquista' y enterraron el resto de su cuerpo de forma clandestina. Los jóvenes encontraron su tumba y comenzaron a visitar el lugar, realizando juramentos de trabajar por la realización del ideal de libertad en la tierra que cubría al luchador mártir por la libertad. Este culto a Žerajić fue iniciado por Vladimir Gaćinović.[7] El otro jóven ― Luka Jukić ― fue muerto en Ban Cuvaj [8] en Zagreb en junio de 1912, pero también sin ningún éxito. Jukić fue condenado a cadena perpetua, que cumplió hasta el colapso de Austria-Hungría. August Jukić, escritor y futuro editor de varias revistas de izquierdas (entre otras Plamen (llama), 1919) fue condenado a 5 años de prisión junto con él.“[9]

Danilo Ilić, miembro de Mlada Bosna, designado como uno de los principales inspiradores y organizador del asesinato y, como tal, condenado por sentencia de muerte en febrero de 1915, estuvo inmerso hasta el asesinado en una intensa actividad como traductor y editor de literatura revolucionaria, socialista y anarquista. Como primer libro de su edición titulada Oslobođenje (Liberación), en Sarajevo, en 1913, publicó La Comuna de París y la Idea del Estado de Mikhail Bakunin, y el segundo título de la edición en ese mismo año fue La mentira del Parlamentarismo de Pierre Ramus. [10]

Fue solo casualidad que Nedeljko Cabrinovic, el principal organizar del asesinato junto con Gavrilo Princip, no pisara el salón de la fama del tiranicidio –la bomba que lanzó al vehículo de Ferdinand, justo un momento antes de los disparos de Princip, rebotó y explotó con retardo. Nedeljko era tipógrafo de la revista anarcosindicalista Komuna (Comuna) que, en aquel tiempo, se imprimía en Belgrado y durante el juicio, inequívocamente se auto-describió como anarquista, hablando de sus lazos con los anarquistas y anarcosindicalistas de la región, presentando una génesis de sus posturas políticas del nacionalismo al socialismo y al anarquismo. [11]

Lo que a menudo es objeto de especulación es el papel que jugó en el asesinado una tardía figura Mazziniana, un coronel del ejército serbio, Dragomir Dimitrijević Apis, y su organización carbonaria Ujedinjenje ili smrt (Unificación o Muerte), más comunmente conocida como Crna ruka (Mano Negra). Aparte de varias instancias de evidencia circunstancial sobre los contactos que ciertos individuos de su entorno mantenían con algunos miembros de Mlada Bosna, no existe prueba sustancial que pueda apoyar la afirmación sobre él como inspirador u organizador del asesinato. Por el contrario, la abundancia de pruebas y testimonios de contemporáneos suyos muestra que el asesinato fue trabajo de un grupo de idealistas jóvenes que, en condiciones de ausencia de toda forma de resistencia colectiva a la represión del estado, y en la tradición anarquista de la propaganda por los hechos, se volvieron al tiranicidio como expresión de las aspiraciones de libertad de los eslavos del sur. Por otro lado, incluso el aparato judicial de la clase gobernante austriaca llegó a la conclusión de que no es posible demostrar la implicación directa del aparato del estado serbio en la organización del asesinato. Es más, hay indicaciones de que el establishment gubernamental serbio no estaba en modo alguno familiarizado con los detalles del asesinato y, sospechando que podría ocurrir algo de ese tipo, llegaron incluso a enviar múltiples avisos a los austro-húngaros en ese sentido. [12] Por tanto, los intentos de promulgar la tesis de la actividad de Mlada Bosna como instrumento de las políticas del estado serbio resultan extremadamente inadecuados.

La I Guerra Mundial fue una conflagración anti-imperialista, un matadero de pueblos, que llevó a cabo la aniquilación de casi 4 millones de vidas humanas. Fue consecuencia de las relaciones que dominaban el sistema y bajo las que aún seguimos sufriendo -y la culpa de su emergencia, y el coste aterrador que toda la humanidad tuvo que pagar por ello recaen sobre la camarilla gobernante de todos los estados implicados de la Europa de entonces. Como de costumbre, la historia oficial la escriben los vencedores, así que no es de extrañar que Gavrilo Princip y sus compañeros, toda una generación de jóvenes yugoslavos insurrectos, sean puestos en el pilar de la vergüenza ni que los perros intelectuales mercenarios del régimen los culpen de causar la primera guerra mundial. Las cosas son así porque, al menos por el momento, las ideas de esa generación –sobre unidad y libertad- han sido aplastadas y la historia la interpretan hoy los adversarios de estas ideas. Es deber del movimiento libertario, que en el pasado vio algunas de estas figuras preminentes cometer un serio error durante la I Guerra Mundial al publicar el Manifesto de los Dieciseis para beneficio de la victoria en el campo de batalla de las Fuerzas Aliadas, no permitir la repetición del error de sus predecesories y tomar una firme postura anti-militarista y anti-imperialista y, aportando su contribución a la preservación de la memoria de la verdad de una generación a la que nunca se le permitió liberar su potencial completo para abrazar la libertad.

Ratibor Trivunac*

*el autor es un librero de antiguo y editor, miembro de la Iniciativa AnarcoSindicalista (ASI) –Sección serbia de la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT)

1. Ver Martin Pappenheim, Gasvrilo Princips Bekenntnnisse, Viena, R. Lechener &Sohn, 1926. Este volume es una colección de conversaciones con Gavrilo Princip, dirigida por el psiquiatra de la prisión durante 1916 en Theresienstadt, una fortificación y campamento military utilizado como prisión política.

2. VerErik Hobsbaum, Nacije i nacionalizam od 1780 – Program, mit, stvarnost, Filip Višnjić, Belgrado, 1996

3. Josip Horvat, Pobuna omladine 1911-1914, SKD Prosvjeta, Gordogan, Zagreb, 2006.

4. Ibidem

5. Para más detalles sobre Preporod ver Ivan Janez Kolar, Preporodovci 1912-1914, Tiskarna A. Slatnar, Kamnik, 1930, and Anton Ponikvar, Preporodovci proti Avstriji, Borec, Ljubljana, 1970.

6. Para más detalles ver Veselin Masleša, Mlada Bosna, Centar za liberterske studije, Belgrado, 2013.

7. Citado frecuentemente como fundador e ideólogo de Mlada Bosna

8. El Baron Slavko Cuvaj de Ivanska (1851, Bjelovar - 1930, Viena) fue un político croata que solía ser el ban (viceroy) de Croacia-Eslavonia y comisionado real para Austria-Hungría

9. Trivo Inđić, Kratka istorija anarhističkih ideja na tlu jugoslovenskih zemalja

10. Para ambos textos, así como para algunas otras traducciones y escritos de Ili, ver Spomenica Danila Ilića, Izdanje drugova i prijatelja Danila Ilića, Sarajevo, 1922.

11. Para más detalles ver Vojislav Bogićević, Sarajevski atentat – Stenogram Glavne rasprave protiv Gavrila Principa i drugova, Državni arhiv NR BIH, Sarajevo, 1954. En general, una fuente de información muy útil sobre los puntos de vista de los miembros de MladaBosna.

12. En relación a esto ver el volumen de Leo Pfeffer, juez instructor del juicio a los perpetradores del asesinato de Sarajevo (Leo Pfefer, Istraga u Sarajevskom atentatu, Nova Evropa, Zagreb, 1938).

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