La lucha por el poder entre los diferentes grupos políticos, como se esperaba, no proporcionó soluciones a los problemas sociales más acuciantes de los trabajadores de Rusia. Las elecciones van y vienen, pero nuestra situación no cambia para mejor.
Tenemos los salarios y pensiones más bajos de Europa. Los precios de los bienes de consumo esenciales y de todos los servicios necesarios (alojamiento y servicios comunales, transporte, etc.) suben continuamente. Han introducido la “ley de las instituciones propiedad del estado” (FL-83) que finalmente se lleva la salud, la educación y el cuidado de la infancia al terreno comercial, y hace que sean cada vez más inaccesibles a los trabajadores normales y los pensionistas. El “examen único del estado” al final de los estudios académicos, debido a la corrupción extendida, favorece a aquellos estudiantes cuyos padres tienen la cartera bien llena. Los trabajadores de empresas e instituciones se encuentran totalmente impotentes: la jornada laboral de 8 horas, de hecho, ha sido cancelada en muchas empresas e instituciones; el derecho a organizar sindicatos simplemente no existe en gran parte de las empresas; la capacidad de hacer huelga se ha reducido casi a cero y los trabajadores y activistas sociales son perseguidos por sus convicciones y despedidos por intentar defender sus intereses (la práctica de la “prohibición de la profesión”). Los trabajadores migrantes se ven completamente privados de cualquier derecho en absoluto.
No obstante, esto no es suficiente para las autoridades y los capitalistas. Están preparando nuevas medidas anti-sociales. Han propuesto algunas nuevas reformas: una reforma de las pensiones (con aumento de la edad de jubilación a pesar de la baja expectativa de vida del país), una reforma de las leyes laborales (con eliminación de las restricciones sobre horas de trabajo, libertad para el despido, etc.) La esfera de la medicina y la educación pagadas se van extendiendo aún más incluso. Nuestros derechos sociales se ven recortados cada día ¡cada hora!