Eighty-five years later, the struggle continues, Ferrer, Ascaso, Durruti! They symbolize and remind us of so many anonymous people who gave their lives for the ideals of freedom and social justice.
When we took part in the 2019 climate strikes, we couldn’t imagine that further protests would be paralysed by pandemic. And when the pandemic came, it seemed that, with the apparent decline of some industries some, the state of the planet would improve, at least minimally. But it turns out that we are actually worse off than we thought. The last two years have confirmed that, if there is any hope, the necessary changes will have to address the real causes of the problems. And much more than just touch.
Anarchists and anarcho-syndicalists of Russia send comradely greetings to the working people of Italy!
LONG LIVE FIGHTERING TRIEST!
“(...) we are neither for the government of the majority, nor for the government of the minority; neither for democracy nor for dictatorship. We are for the abolition of the police system" (Errico Malatesta, 1926)
Este año la Semana contra el Impago de Salarios ha estado acompañada de actividades en al menos 17 países.
Las organizaciones de la AIT informaron sobre ella de diversas maneras: algunas realizaron acciones en las calles, otras se movilizaron y se prepararon para los conflictos, otras compartieron las experiencias de sus conflictos y otras simplemente publicaron y difundieron el comunicado. Evaluemos la Semana de este año.
Evaluación de la segunda Semana Internacional contra el Impago de Salarios
Ochenta y cinco años después, la lucha continúa. ¡Ferrer!. ¡Ascaso!.¡Durruti!. Simbolizan y nos recuerdan a tantos anónimos que dieron sus vidas por los ideales de libertad y de justicia social.
Cuando participamos en las huelgas climáticas de 2019, no podíamos imaginar que otras protestas se paralizarían por la pandemia. Y cuando la pandemia llegó, parecía que, con el aparente declive de algunas industrias, el estado del planeta mejoraría, al menos mínimamente. Pero resulta que en realidad estamos peor de lo que pensábamos. Los dos últimos años han confirmado que, si hay alguna esperanza, los cambios necesarios tendrán que abordar las verdaderas causas de los problemas. Y mucho más que tocar.